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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

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01-07-2016

 

 

Brexit y más argumentos del nacional marxismo

 

SURda

Gran Bretaña

Opinión

Rolando Astarita


Tal vez el punto central sobre el que se articula mi posición acerca del Brexit pasa por la afirmación de que el nacionalismo burgués de gran potencia es reaccionario en relación a la internacionalización de las fuerzas productivas capitalistas y a la circulación transfronteras de los trabajadores, y ciudadanos en general. Frente a este argumento, se han presentado dos contra-argumentos para ayudar a la exaltación “progre-nacionalista” del Brexit. El primero afirma que reclamar en contra de las restricciones y prohibiciones a la inmigración equivale a reforzar la explotación internacional del capital. Con lo que habría que concluir que si Trump construyera el muro en la frontera sur de EEUU estaría debilitando la explotación internacional del capital, y esto sería progresista. Lo aberrante de la conclusión me exime de comentarios.

El segundo contra-argumento, y con mayores pretensiones de ciencia, sostiene que considerar a la internacionalización del capital como históricamente progresiva es sinónimo de la defensa del gran capital y de sus organismos internacionales, el FMI, el Banco Mundial, la OCDE, la UE y similares. Esto se afirma desde un supuesto enfoque marxista. Sin embargo, uno de los ejes de la crítica marxista al capitalismo es que el desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo es contradictorio, y por esto mismo ese desarrollo genera las condiciones para su superación . Más precisamente, el marxismo busca hacer consciente a las masas trabajadoras de que la sociedad burguesa se basa en la explotación del trabajo, y que su mismo desarrollo genera las fuerzas que habrán de acabar con el dominio del capital. Lo cual encierra el rechazo a las propuestas reaccionarias de vuelta al pasado (pasado que se glorifica indebidamente, dicho sea de paso).

Por ejemplo, el desarrollo capitalista tiende a llevar a la ruina a los pequeños productores, que se transforman en obreros asalariados, o van a la desocupación. Por lo cual se acrecientan las filas de la clase obrera, y se agudiza la contradicción entre el capital y el trabajo. Ante este proceso se levantan dos programas y orientaciones políticas opuestas. Por un  lado, el socialismo pequeño burgués quiere detener la concentración del capital para volver a la pequeña propiedad privada. Por otro lado, el marxismo plantea la necesidad de avanzar a la socialización de la gran propiedad capitalista. Esta propuesta se basa en que el desarrollo de las fuerzas productivas bajo el capitalismo genera una contradicción cada vez mayor entre la naturaleza crecientemente social de la producción y la concentración de la propiedad del capital. Entonces el socialista pequeño burgués, que no entiende de qué va el asunto (aunque parlotee sobre “contradicciones” y “dialéctica”) dirá que el marxista es partidario de la explotación capitalista, o que oculta los males del capitalismo.

Algo similar ocurre con la cuestión del mercado mundial. Sobre este punto  es muy clara la explicación de Lenin. Escribió: “… la empresa capitalista rebasa inevitablemente los límites de la comunidad, del mercado local, de la región y después del Estado” (énfasis mío). Esto es, el impulso a la ampliación de los mercados es inherente al capital. Dejemos asentado que por eso no tiene sentido querer abolir los organismos internacionales del capital sin acabar con la relación capitalista en la que se basan.

Luego de afirmar que el capitalismo necesita buscar el mercado exterior, sigue Lenin: “Esa necesidad muestra palpablemente la labor histórica progresista del capitalismo, que destruye el viejo aislamiento y el carácter cerrado de los sistemas económicos (y por consiguiente, la estrechez de la vida espiritual y política) que liga a todos los países del mundo en un todo económico” (“El desarrollo del capitalismo en Rusia ” , p. 61, t. 3 Obras Completas, Cartago).

En este pasaje Lenin está explicando la razón de la progresividad histórica del mercado mundial. Esto no quiere decir que olvidara las penalidades y sufrimientos que ocasionaba la expansión internacional del capitalismo. Tampoco negaba la progresividad histórica de las luchas anticoloniales o contra la opresión nacional. Pero no es eso lo que estaba en discusión, sino la comprensión de la naturaleza de la internacionalización del capital  y la alternativa del socialismo frente a ella. La idea medular del socialismo “a lo Marx” es que la base material y social para la superación de las divisiones nacionales, para el internacionalismo y la hermandad de los pueblos, es la expansión transfronteras de las fuerzas productivas. De lo contrario, el internacionalismo sería quijotescto. Por esta razón, a la expansión del mercado mundial no le oponemos el programa reaccionario del gran nacionalismo burgués (“primero Gran Bretaña”), sino el socialismo internacionalista. Es la piedra de toque del marxismo.

Fuente: https://rolandoastarita.wordpress.com/2016/07/01/brexit-y-mas-argumentos-del-nacional-marxismo/

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